Ene 12, 2017 Dani Arrébola Críticas 0
A paso de tortuga nuestro corazón late muy deprisa
Copada de premios y, en consecuencia, llena de expectación aterriza en nuestra cartelera La tortuga roja, dirigida por el holandés Michael Dudok de Wit se trata de la primera experiencia internacional de la factoría nipona Ghibli que, en esta ocasión, ha decidido co-producir con Francia otra auténtica joya de la animación (y ya van unas cuantas en su factoría). Ser la triunfadora del Premio Especial del Jurado Un certain regard en Cannes suponía una pista bastante evidente del buen material fílmico que, sin diálogo alguno y con los sonidos propios de la imponente naturaleza virgen, escondía esta película tan alejada del mundo y tan cercana a nuestros corazones.
La acción arranca a través de un oleaje tormentoso, todo un contratiempo para un náufrago que es capaz de llegar a una orilla…no una orilla cualquiera sino la de una isla recóndita y sitiada en medio de un océano. A partir de aquí deberemos dar paso a nuestros sentidos más evocadores y conectivos si queremos de verdad emocionarnos con un filme que te puede brindar ochenta minutos de cine mayúsculo y de emociones primarias. Una emoción que despierta a través de una fascinante tortuga roja la cual, poco a poco y a paso de tortuga será capaz de conseguir que nuestro corazón lata igual de deprisa que el de nuestro Robinson Crusoe particular.
A través de una hermosa banda sonora que deja a cualquiera sin habla, Dudok de Wit tan sólo necesita las tan incipientes como esperanzadoras olas del mar, los animados y simpáticos crustáceos y los sonidos guturales de un náufrago al que queremos desde los primeros planos para ganarnos toda nuestra condescendencia con esta tortuga roja tan profunda como sencilla. No importa apenas el por qué, ni siquiera el quién, sino más bien el cómo un camino trazado a partir de ¿una tortuga? y de las huellas de un superviviente es capaz de embadurnar de rojo intenso nuestro pulso. Una intensidad que no se mide tanto por la supervivencia ansiada del protagonista, sino más bien por el deseo existencialista de crear en una isla perdida una nueva vida o, lo que es lo mismo, de volver a latir en un paraíso invulnerable a los vicios humanos.
La tortuga roja no es tan sólo una joya más de la animación nipona, género que siempre nos ha dejado auténticos remolinos de puras y sinceras emociones, sino que también es oxígeno de aire limpio, fresco y sano para todos los públicos, sin excepción alguna.
Mar 28, 2023 0
Mar 22, 2023 0
Feb 17, 2023 0
Feb 17, 2023 0
Oct 23, 2015 0
May 12, 2015 0
May 02, 2015 0
Sep 27, 2022 0
Por Redacción Un festival lleno de acordes y desacuerdos ...Ago 23, 2022 0
Tras el sorteo realizado este 24 de agosto de 2022, los...Jun 10, 2022 0
Por Daniel Arrébola Segundas partes nunca fueron...Feb 20, 2022 0
Dani Arrébola, creador y director de Apetece Cine charla...Dic 27, 2021 0
¡Menudo bombazo el que os traemos Apetefollowers! Con...