Nov 08, 2012 Dani Arrébola Festivales 0
Por Dani Arrébola
Para todo cinéfilo, descubrir pequeños regalos en forma de bloques de películas de género, ayuda a sentir una satisfacción personal casi purgativa. Para un amante del cine, el hecho de reconocer no haber tenido ninguna referencia previa de este festival, hasta esta edición número 31, supone salir de él con un regocijo que suma el disfrute del entretenimiento con el valor del conocimiento. Sentir sumergirse en un mundo de terror, acentuado por el recóndito y a la vez fantástico paisaje ideado por el teatro de «La Peni» en Molins de Rei, produce que uno aprecie cada cinta exhibida en el Festival a la vez que sea partícipe de cada pequeño universo de terror creado por cada una de estas películas.
Teatro de «La Peni» en los preparativos de proyección de la sesión inaugural del martes 30 de Octubre que abría el Festival.
De esta manera, en una climatología que acompañaba el folclore del terror propio de esta época del año por momentos lluviosa y siempre con el frío presente, Apetece Cine estuvo presente en la semifinal del concurso de cortos y en la proyección de la película ganadora de esta 31 edición, la canadiense y transgresora «Thanatomorphose». Un filme que en palabras de la actriz y miembro del jurado Ruth Núñez, en la entrevista que concedió a nuestro medio, «está concebido para estómagos resistentes». Éric Falardeau dirige y escribe su ópera prima, en el terreno del largometraje pues, años atrás ya pisó el festival de Molins de Rei cuando fue seleccionado en el concurso de cortometrajes con una grabación que tenía exactamente el mismo nombre.
Un título largo y bizarro, que pretende no dejar indiferente a ningún espectador como la misma trama hilada por el realizador canadiense y con una clara influencia de los más aterradores cuentos del genio de Edgar Allan Poe, que nos presenta un punto de partida tan aterrador como simple: una chica de buen ver, interpretada correctamente por la debutante Émile Beaudry, despierta atendiendo cómo su cuerpo se está pudriendo. No desvelaremos más allá del elevado vínculo sexual que posee la película en una historia de putrefacción con fluidos corporales malolientes que buscarán traspasar la pantalla a los olfatos de cada butaca aterrorizada por tal espectáculo tan desazonado como impetuoso.
De los nueve cortos en concurso de semifinal destacar sobre todo la originalidad de un par de ellos, y la perfecta síntesis y capacidad de conmoción de otros dos. En el mérito de los primeros, el elegido por el público como el mejor de todo el bloque, Bariku light, es el título que dirige Asier Abio y que provocó un sinfín de risas y aplausos entre el público que llenaba el teatro de la Juventud Católica «La Peni». Un hombre, interpretado magistralmente por Patxi Lazcano que intenta matar una tarde aburrida comiendo patatas fritas con mayonesa en el sofá y ante el televisor, pero que tendrá una «dolorosa» experiencia sexual que hará cambiar el clima de suplicio de esas horas muertas. Con una puesta en escena sencilla como formal, la mayonesa, las patatas y el televisor serán los desencadenantes de los nueve minutos más originales de la tarde-noche del concurso de cortos.
También originales son los 90 segundos de duración de Sink Hole, en que el director Greg Hanson nos propone una experiencia sexual nada más y nada menos que con un fregadero de cocina, en un rato en el que también poblaron en la sala múltiples risas y aprobaciones. Destacar en cuanto a su potencial técnico y su capacidad narrativa «The yellow ribbon», el cortometraje dirigido por el catalán Carlos Marquès Marcet y con reparto internacional protagonizado por Allan C.Gardner y Clara Gabrielle con un escenario evocador al de los mejores westerns hollywoodienses. Para un servidor esta historia le resulta muy familiar por la lectura de un cuento del novelista Andrea Camilleri, de su libro «Un mes con Montalbano»; la historia gira en torno a una cinta amarilla atada al cuello de la protagonista y de la que por un motivo de enorme peso (aunque puede ser previsible si tienes cierta agudeza de lectura narrativa visual) no puede desligarse de ésta ni siquiera a su gran amor.
Otro cortometraje a destacar fue el primero que abrió la tanda y de nombre como el de su protagonista «Alexis», film que dejó a más de uno aturdido en la sala tras las sensaciones psicóticas de un niño de 9 años que ha matado a sus padres; se trata de un cortometraje minimalista que juega con varias técnicas de cámara, y con un decorado absolutamente frío y con el color blanco como protagonista.
El resto de cortometrajes de esta sesión, Optima Life; Rouge, Rouge, Rouge; Cartagena 169; Oscuro resplandor y Walkie talkie; dejaron a un servidor bastante frío en parte por los vicios permanentes ya muy repetitivos que en el mundo del corto audiovisual se han propuesto: interiores banales, guiones que cojean y con final irrisorio, recursos reiterativos y actuaciones en muchos casos poco convincentes para la exigencia de un género de terror que precisa toda una jerga audiovisual a la que cuidar y respetar para crear el efecto objetivo en el espectador.
Fachada de la entrada al teatro «La Peni», escenario central de la XXI edición del festival de Molins de Rei.
Con la XXXI edición del Festival de Molins de Rei, Apetece Cine cierra con buen sabor de boca su segunda cobertura tras la 45º edición de Sitges, en su aún joven viaje de acercar el clima del cine a todos los públicos inquietos y curiosos por el séptimo arte.
Palmarés completo del festival aquí:
http://www.terrormolins.com/fest/thanatomorphose-i-lot254-grans-guanyadors-2012/
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