Nov 10, 2012 Dani Arrébola Críticas 0
Por Alba Vera
Viernes lluvioso en Madrid. Escogimos el cine Proyecciones de la calle Fuencarral para ver a Bond, si, James Bond. Debo decir que la predisposición con la que entré al cine no era la mejor para que mi opinión pública fuera favorable. No soy crítica de cine, ni conocedora de las películas basadas en el personaje de Fleming. Así que no, no soy una chica Bond.
Skyfall cayó por su propio peso y no de la forma que esperaba. Una persecución carente de emoción y muy mal proyectada inicia la película. ¿De verdad vamos a temer por la vida de Bond cuando aún no nos hemos acomodado en las butacas? Seamos realistas, vamos a creer que Bond muere y que volverá a aparecer en un rato. Y así fue, James volvió.
La historia tampoco es arrolladora. De hecho cualquier intrépido del género se ha visto en alguna que otra aventura semejante: los malos han robado la lista de espías buenos y oh, no, están en peligro. No voy a decir que somos ya mayorcitos para jugar a los espías, pero Bond, hay formas y formas.
Y como que somos ya mayorcitos, quiero enviar un mensaje al equipo técnico de la película: se os ha visto el plumero, bueno, el croma. Que a finales de los setenta creyéramos que Superman podía volar sin importarnos la trampa en la actuación de Reeve no es lo mismo que tener fe en las dudosas habilidades de Craig. Señores, venimos de producir Lo Imposible, dónde el agua digitalizada nunca fue una opción. ¿No lo podíais haber hecho algo mejor? Os habéis pasado con la digitalización de Todo a 100.
No crean que no hay que salvar nada en esta última entrega de James Bond. Hay grandes actores (pensaran, sale Bardem, aguarden que diría Rubianes). La canción principal de la película está interpretada por Adele, una gran británica, más gran qué británica. Es indudable el talento de la cantante, una voz increíble y una canción que supera en todos los sentidos al film en general, escrita por ella misma. Skyfall también tiene alguna que otra frase potente, otras lo intentan sin éxito. “Estaba disfrutando de mi muerte” le dice Bond a M, su superior (eso quisimos todos mientas vimos la película). “M” de Emma es Judi Dench, algo “oxidada”. Una mujer al cargo del M16 que hace valer su cargo con la toma de duras decisiones, véase la orden de disparo que pudo matar al agente Bond. No lo consigue, le falta acción para creer que es una mujer dura porque la vida la ha hecho así. Antes de pasar a Bardem, mención especial para el nuevo becario de Bond, Q, interpretado por Ben Whishaw, una muestra de la generación JASP en el film.
Y aunque no lo esperaba, la interpretación de Javier Bardem (a mi parecer) es lo mejor que tiene la película. Aunque hay que esperar casi media hora para verle en la pantalla, no defrauda su papel (ni su decoloración capilar). Desconozco la voz original de Bardem en la película en VO, nunca me ha convencido su pronunciación. Un acierto: la risa inconfundible de Bardem no está doblada así que “not bad”. Cliché: Bardem hace de marica mala. El español encarna a Silva, un ex agente que estuvo bajo las órdenes de M por la que se siente traicionado. Su mirada, su movimiento en pantalla y sus planos cargados de tensión (si, aquí sí). Bardem se lo lleva fácil en esta película. No dejen de admirar su estilismo hortera al más puro estilo Corrupción en Miami. ¿Quién si no un español?
Lo que no saben, es que Juncal Rivero también sale en la película. Bueno, o su prima lejana. ¿He dicho que no hay chica Bond? O no sólo una, juzguen ustedes mismos. Por una parte la prima de Juncal, Severin, interpretada por Bérénice Marlohe. Una mujer esclavizada sexualmente por Silva (Bardem) que nos regala un plano escorzo muy sexy, unas miradas muy felinas y un encuentro erótico con Bond en la ducha. Poco más para este papel que pasa sin pena ni gloria por Skyfall. Gracias Mendes, por poner a una guapa blanca y a otra mulata. Siguiendo con la estela Halle Berry, Mendes nos cuela a una agente de color que al inició del film dispara la bala que casi acaba con Bond. Una tensión sexual no resuelta a lo largo de la película que después de tantas entregas de la saga, da pereza.
Y Londres, porqué aunque al principio nos sitúan en Estambul o Shangay, al final todo lo que vemos es Londres. Y no hay nada nuevo. El mismo Londres desde que Londres es Londres y en cámara, también. Poco que decir de las localizaciones de la película. Escocia estuvo bien, tiene su punto Braveheart. Y como apunta mi amigo Diego, la isla donde ruedan existe porqué “lo vi en Cuarto Milenio y es de verdad”. Igual nos sorprendimos de esa píldora de realidad porqué el resto es todo plástico, Mendes.
Y por último, unas de cal y otras de arena. Indiscutible el cuerpo de Daniel Craig, el actor es un madurito muy interesante pero en primeros planos, lo crean o no, las orejas lo hacen difícil de mirar. Y bravo por los contrapicados a la cara de Bardem que dan miedo pero ¿Qué le pasa a su nariz? No entendí si era parte del atrezzo o no. Entendemos la importancia del tema product placement, y nos gusta Heineken, no se sorprendan, pero se han pasado “colando” la botella verde sin ton ni son. Facebook ya se ha movilizado por el regreso del Martini. Y acabando, un puntazo que James Bond lleve ahora Adidas retro al más puro estilo Camden, claro que sí.
¿Lo genial? Si les gusta James Bond esta película se ha hecho de detalles de las anteriores celebrando 50 años del personaje de acción. Si Bond no es tu hombre, escoge otra película de la cartelera de ApeteceCine.
Por raro que suene esto: “Sam, no la toques otra vez”
Puntuación Ránking Apetece Cine: 6,0
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