Sep 15, 2014 Dani Arrébola Críticas 0
Por Dani Arrébola
Seducidos, que ya es mucho
Solemos relacionar a la factoría audiovisual canadiense por su fabricación de cintas con destino a la ventana de la televisión en vez de explotarlas para el comercio de la gran pantalla. Y, pese a que afirmar tal sentencia es algo un tanto genérico y por tanto injusto, sí que hemos de reconocer que son pocas -quizá tan sólo una decena- las películas provenientes de Canadá que podemos disfrutar a lo largo del año en cada una de las carteleras semanalmente renovadas. Pero basta con que una sola cinta haya funcionado para volver a repetir fórmula años más tarde, en ese concepto tan peligroso como atractivo llamado «remake». Es el caso de la comedia rural La gran seducción de Jean-François Pouliot que gozó del aplauso del público en 2003 y que ahora, más de una década después, reaparece a las órdenes del cineasta Don McKellar con el objetivo de repetir éxito en las salas.
La historia presenta a los habitantes de un pequeño pueblo pesquero, a los que el gobierno obliga a que encuentren un médico con tal de que viva con ellos y así poder construir una fábrica en la zona. La tarea es encomendada al entrañable alcalde Murray French (Brendan Gleeson), el cual elige al joven doctor Paul Lewis (Taylor Kitsch), destinado a quedarse sólo durante un mes. A partir de ese momento, todo el pueblo sacará sus mejores armas seductoras hacia el joven Lewis, con tald e que éste se quede con ellos de forma permanente.
Y la cinta funciona. Resulta bastante agradable todo aquello que vamos viendo y escuchando, a pesar de que es un hecho que la historia ofrecida no es la más novedoso que veremos en nuestra vida (ya nos entendemos). La nitidez del tema, alimentado por la fuerza del deseo y esa fuerza de voluntad de todo un pueblo, ayudan a lograr tal buen rendimiento y prácticamente funciona entera toda esa encatenación de divertidos gags incorporados por McKellar y sus guionistas a lo largo de todo el metraje de la cinta.
Los actores -en especial ese rechoncho barbudo llamado Brendan Gleeson al que todos hemos visto de fiel acompañante de Gibson en Braveheart- transpiran por sus rostros el mismo buen clima que se destila por todos los píxeles de la pantalla cuando vemos ese precioso y reposado paisaje, alejado de la agresividad urbana y las toxinas sentimentales. Gleeson, construye en su papel de «padre adoptivo» una amistad que invita no sólo al seducido médico, sino también al más alejado de los espectadores.
Aunque sea un producto sencillo y sin excesivo riesgo en su vestimenta, La gran seducción es un remake que se sale con la suya, agradable y recomendable a todos los públicos. Te garantiza un buen rato de dos horas como evasión de tus problemas cotidianos, eso que en varias ocasiones, cuesta y mucho encontrar en cartelera.
Puntuación Ránking Apetece Cine: 6,4
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