MISIÓN IMPOSIBLE: NACIÓN SECRETA

Ago 06, 2015 Dani Arrébola Críticas 0

No te autodestruyas nunca Tom Cruise

Ya estamos por la quinta. Casi dos décadas después de que Brian de Palma dirigiera la primera Misión Imposible (1996), Tom Cruise llega en plena forma, como el mejor de los vinos añejos, para encarnarse por quinta vez en Ethan Hunt, un auténtico icono ya en este arte e industria que conocemos con el nombre de cine. Y quizá el bueno de Cruise no está ya para colgarse bocabajo entre una metralla de cables (o quizá sí), pero desde luego, este famoso espía mantiene la forma para, por ejemplo, -y sin destripar mucho- volar por los aires para cazar el vuelo en una quinta entrega, Nación Secreta, que trae un quinto director tan bueno, Christopher McQuarrie, como lo han sido todos los de la saga.

Con guión del propio McQuarrie, la historia nos sitúa a un Ethan Hunt (Tom Cruise) sin trabajo…o al menos trabajando por su cuenta: el FMI (que no es el Fondo Monetario Internacional sino el equipo de espionaje americano Fuerza de Misión Imposible al que ha prestado sus servicios Ethan) lleva un tiempo disuelto. Pero pronto, y de manera extra-oficial, este FMI -compuesto por su director Alan Hunley (Alec Baldwin), su ayudante William Brandt (Jeremy Renner) y el mano derecha de Ethan, Benji Dunn (Simon Pegg)- volverán a unirse con tal de combatir a El Sindicato, un grupo de ex-espías renegados capitaneados por el malvado Solomon Lane (Sean Harris) que buscan constituir un nuevo orden mundial entre atentados y crímenes. A dos aguas, y sin saber de qué lado parte, se encuentra también la sensual y misteriosa ex-espía británica Ilsa Faust (Rebecca Ferguson). Unos archivos confidenciales y vitales para lograr el poder absoluto serán el punto definitivo que obligarán a enfrentarse a Ethan y los suyos contra Solomon y sus secuaces…

Misión Imposible: Nación Secreta se erige por méritos propios como la mejor entrega de toda la saga. McQuarrie dirige con pulso firme, brío y elegancia toda una electricidad de planos y escenas recubiertas por una acción in crescendo, que se te pegará como un traje de neopreno a tu butaca durante las dos horas y diez minutos de metraje. Las esencias de la original, siguen bien confinadas en este pote de aromas de espionaje y contra-espionaje por todo el globo terráqueo: Londres, Washington pero también La Habana, un poblado de Marruecos y Viena -donde se desarrolla entre los bastidores de su famosa ópera una de las mejores secuencias del filme-, completan todo el globo terráqueo del perímetro de localizaciones de entretenimiento global y ambicioso en el que se enmarca el filme. Y bajo toda esa metralla de técnica y exhibición de cómo se ha de montar e hilvanar una película, ésta no se olvida de contarte, así como de propina, la corrupción inherente allá donde se maneja la gran pasta del mundo en estos tiempos igual de pedregosos y peligrosos que el asfalto y callejuelas por donde se produce una de las mejores persecuciones a moto de los últimos tiempos que uno ha podido disfrutar en la gran pantalla.

Y si la acción y narrativa resultan bien atinadas en esta quinta entrega, otro de los grandes aciertos de los productores entre los que se encuentra, cómo no, el propio Cruise), es el excelente reparto con el que juega sus cartas esta nueva Misión Imposible. Si a Cruise hemos de implorarle aquello de «No te autodestruyas nunca, por favor , Tom», Sean Harris hiela la sangre en las escenas en que mira a su antagonista fijamente, ya sea entre cristales, por pantalla, o al natural aprovechando ese rostro tan extraño atrayente que esta vida le ha entregado; un rostro igual de sugerente pero mucho más hermoso es el de una Rebecca Ferguson que raya a la perfección mareando la perdiz…y mareando a los varones entre los que se encuentra un sólido Jeremy Renner y un entrañable y bien encajado Simon Pegg como el «conejillo de indias» del grupeto.

Misión Imposible: Nación Secreta no sólo mantiene las esencias de la saga -entre las que se encuentran por supuesto su ADN particular de afirmaciones, coletillas e ironías y las inolvidables notas musicales que difícilmente se le irán a uno de la cabeza al salir de la sala- sino que supera a sus predecesoras (algunas más dignas que otras pero, al fin y al cabo, dignas predecesoras), portándonos toda una bombona de oxígeno de más de horas de chute eléctrico de acción y pasatiempo. Tan perfecta como imprescindible en esta cartelera veraniega.