Abr 07, 2015 Dani Arrébola Críticas 0
Por Dani Arrébola
Cuando la estética puede con el destino
A pesar de que la mayoría de su producción está colmada de obras del género documental, en la filmografía de la directora japonesa Naomi Kawase encontramos películas con el sello propio de esa sensible y hermosa factoría nipona. Una sensibilidad en pantalla que aparece, tanto en la técnica empleada en sus escenas, como en la profundidad de las temáticas que Kawase suele tratar: en Moe no suzaku (1997) nos perturbamos con las desgracias de un padre de familia en un lejano pueblo del país del Sol naciente; una delicadeza y ternura que también empleó en Shara (2003), -nominada a la Palma de Oro de Cannes- donde la directora nipona logró conmover con la desaparición de uno de los dos hermanos gemelos e hijos de una humilde familia. Con su estilo suave ya bien pautado, Kawase estrena en nuestro país otra de sus obras que vienen de concursar en la última edición del siempre prestigioso Cannes y que, de entrada, en su título ya tiene el sosiego y docilidad que caracteriza a su pulso: Aguas tranquilas.
Y con guión de la propia Kawase la historia arranca en una tranquila y pequeña Isla de Amami, con el mismo suceso que perturbó al también tranquilo, aunque ya más célebre, pueblo de Twin Peaks: un joven de nombre Kaiko (Nijiro Murakami) descubre el cadáver de un hombre flotando en el mar. A partir de ese momento, la ayuda por dar con la meta de este misterio por parte de su amiga Kyoko (Jun Yoshinaga), producirá una armonía entre ambos que irá creciendo hasta el punto de contemplar la belleza de absolutamente todas las cosas que rodean a la naturaleza: la madre, el padre, la enfermedad, la muerte, la vida, el Sol, el cielo y, por supuesto, el imponente mar.
No es que el guión no esté inyectado de esa ternura, sensibilidad, docilidad, profundidad o, en definitiva, de esa melosidad tan sutil como trascendental que no falta nunca a la cita en cada obra de Kawase, pero sí parece sufrir este contenido argumental de cierta enlatitis aguda o, por decirlo de otro modo más castizo: la generosa y hermosa estética en cada plano y tiro de cámara es capaz de chupar -casi al completo- cualquier conmoción argumental que pueda ofrecerte su palabra. Y esto podría pasar incluso por benévolo o dejarte un gran sabor de boca si estuviéramos presenciando un corto o, incluso, uno de los muchos documentales que ha confeccionado la realizadora nipona; mas en este caso, en un largometraje con corpachón físico de casi dos horas y con una materia móvil que peca de nitidez, a más de uno le puede resultar verdaderamente aburrida esa tralla de actividades tan sumergida y amansada a su brillante maniobra artística.
No obstante, aquel que, dentro de este precioso jardín de encuadres y horizontes, también sea capaz de sentir goce atrapado en un guión que avanza lento, podrá recibir con la mayor de las satisfacciones el sentido trascendental de todo un abanillo de temas en los que teclea la película y, en los que, por encima de todos ellos se aventaja uno: el del destino irrevocable. A uno se le viene a la cabeza esa imborrable imagen sellada en nuestra retina de Guido y Giosuè atravesando un plácido pueblo de la Italia fascista pero, lo cierto, es que muy pocas veces en la gran pantalla se ha enhebrado de forma tan deliciosa dentro del recorrido de una bicicleta eso que llaman amor – o querer, que debería ser lo mismo- y que aparece de pleno en esta película acompañando como un ángel de la guarda a sus dos jóvenes protagonistas japoneses.
Aguas tranquilas es una película bonita, muy bonita para ver y para sentir y, además es la demostración fehaciente de la mayor y extrema sensibilidad en cada mapa visual que podemos encontrar en las manos de una mujer (Naomi Kawase), por encima de cualquier hombre. Pero también es justo y preciso aclarar, en estas aguas tan claras, que si eres de ese tipo de espectador sin la flema imprescindible para soportar un ritmo de acción tan lánguido como pausado, tienes el riesgo elevado de caer -pese a la lindeza en cada plano ofrecida- en un vasto y soporífero bostezo.
Mar 28, 2023 0
Mar 22, 2023 0
Feb 17, 2023 0
Feb 17, 2023 0
Oct 23, 2015 0
May 12, 2015 0
May 02, 2015 0
Sep 27, 2022 0
Por Redacción Un festival lleno de acordes y desacuerdos ...Ago 23, 2022 0
Tras el sorteo realizado este 24 de agosto de 2022, los...Jun 10, 2022 0
Por Daniel Arrébola Segundas partes nunca fueron...Feb 20, 2022 0
Dani Arrébola, creador y director de Apetece Cine charla...Dic 27, 2021 0
¡Menudo bombazo el que os traemos Apetefollowers! Con...