Dic 12, 2020 Dani Arrébola Críticas 0
Akira, sobran las palabras
Akira vuelve a los cines, no te lo tomes a la ligera. Selecta Visión llevará a las salas, desde el 11 de diciembre, la versión 4K de Akira, el conocido anime japonés. Después de mucho tiempo reflexionando, demasiado, llegué a la conclusión de que es una película gigantesca en muchos aspectos, sí, creo que gigantesca es la palabra perfecta. No solo porque fuese una de las películas más caras producidas cuando se publicó, ni porque hiciera falta la creación de un comité de diferentes empresas para sacarla adelante, ni siquiera porque esta esté compuesta por más de 160.000 celuloides de animación. Es el conjunto, el todo.
El valor de la famosa producción japonesa lanzada en 1988 es, para muchos, su papel como ariete simbólico que rompió las barreras con Occidente permitiendo que la industria del anime se expandiera y llegara a otros mercados. Javier Puertas Artiach, director del departamento de cine de Selecta Visión, afirma que “Antes de la llegada de Akira a los mercados internacionales, el anime estaba representado por títulos como Heidi, DragonBall, Mazinger Z o Capitan Harlock (…) Lo que hace esta película (dirigida a un público adulto) es demostrarle al resto del mundo que se puede hacer animación de otra manera, sin seguir las bases marcadas por Disney o Don Bluth”. Javier no duda al situar el largometraje japonés a la altura de hitos cinematográficos como Metrópolis, 2001, Blade Runner o Matrix. Su historia con Akira es muy longeva, desde que trabaja en la industria la ha vuelto a situar en el mercado en más de diez ocasiones y en distintos formatos; “ocho ediciones en video, 5 ediciones en blu-ray y ahora en cines”. Katshuiro Otomo, creador del manga en el que se basa Akira y director del filme, convierte a Tokyo en una ciudad cyber punk anarquista en reconstrucción por culpa de la Tercera Guerra Mundial. La brutalidad de la acción está, sin duda, a la altura del planteamiento. No se usa la violencia como reclamo, es la realidad de Neo Tokyo. Seguramente para el público nipón hubo imágenes que tuvieron un impacto mayor que aquí, ya que, de su memoria aún no se habían borrado capítulos de la historia como Hiroshima y Nagasaki, o las revueltas estudiantiles de Zengakuren.
Volviendo a la grandeza del filme, hubo momentos en los que llegué a dudar sobre quién era o no el protagonista, Otomo consigue que empatices más de lo normal con múltiples personajes muy distintos entre sí. Tetsuo, Kei, Kiyoko, Shikishima, etc. No obstante, el personaje más plano, menos importante, es el que en un principio se postula como principal. No es algo que moleste, pero puede llegar a descolocar. A nivel narrativo lo mejor, sin embargo, es su condición cíclica: empieza y acaba. Como espectador no necesitas nada más. Su mensaje final me recordó al que plantea Darren Aronofsky en ¡Madre!, una de las mejores películas que he visto en años. El director estadounidense plantea, a través de inmensos símbolos y metáforas, el curso inevitable de las cosas, el final como parte de un nuevo comienzo. Esta fue la idea que me vino a la mente cuando vi Akira, después de una escena en la que los artistas de la película desatan toda su creatividad en la creación de un monstruo gigantesco con cuerpo de recién nacido, llega la calma; reset y volvemos a empezar. Precisamente, tanto en Akira como en ¡Madre!¸ esta condición cíclica, el poder de rehacerlo todo, se atribuye a un personaje determinado, llámalo dios, Akira, superhéroe, ente, como quieras.
“Para mí, lo más destacable es la dirección artística. Neo Tokio es tan apabullante que te deja sin habla. Cada plano está dibujado de una manera tan detallada y minuciosa que te hace sentir la decadencia que viven los personajes que deambulan por la obra” No puedo estar más de acuerdo con la afirmación de Javier. Ya hace días que vi Akira, pero hay imágenes que se han quedado gravadas en mi cabeza: el brillo que desprende el CD plateado de la máquina de música, las estelas luminosas de los focos traseros de las motos mientras se deslizan por Neo Tokyo ¿Hacía falta esa estela? Seguramente no, pero gracias a dios la incluyeron. En el cine, como en cualquier otra manifestación artística, la diferencia entre una obra correcta y una completa es muy grande. Hace poco me enteré de que en Monstruos S.A, de Pixar, los pelos de Sullivan están animados uno a uno. Puede parecer superfluo, sin embargo, es algo que acaba siendo clave. Este tipo de detalles son los que te hacen amar la película de manera irracional, no sabes que has visto, pero en esa película hay algo que no encontrarás en otras.
Hay veces que es mejor callar y aplaudir. No creo que mi crítica haga justicia a Akira, el filme es tan grande que no cabe en dos páginas de Word, es más grande, incluso, que yo. La única cosa sensata y con sentido que diré sobre el filme es que lo vayáis a ver, no hay otra.
Mar 28, 2023 0
Mar 22, 2023 0
Feb 17, 2023 0
Feb 17, 2023 0
May 27, 2023 0
May 26, 2023 0
May 26, 2023 0
May 25, 2023 0
May 27, 2023 0
En las repescas de la Sección Oficial que el festival de...May 26, 2023 0
La dupla Loach-Laverty está de regreso con un film que...May 26, 2023 0
El festival de Cannes de 2023 presume de tener otra robusta...May 25, 2023 0
En la hermosamente minimalista “Perfect Days”, Wim...May 25, 2023 0
Los nuestros son tiempos de muchas ocurrencias y poco...