Nov 15, 2015 Laura Díaz Esteve Clásicos 0
La mirada canalla, inteligente y pícara de Robert Mitchum se llena de odio en La Noche del cazador. Esta película, la única incursión del célebre actor Charles Laughton en la dirección, se basa en una novela de Davis Grubb, a su vez, inspirada en una historia real: un cuento sobre el combate entre el bien y el mal, un sueño infantil inquietante y aterrador.
Mitchum, conocido por sus papeles en el cine negro y como héroe cínico, se tatuaría “love” y “hate” en los nudillos para ponerse muy convincentemente en la piel de Harry Powell, un asesino sin escrúpulos que asesina a mujeres y a niños indefensos para quedarse con su dinero. Durante un encarcelamiento por robar un coche, conoce a un ladrón arrestado tras haber confiado todo lo recogido en un atraco a sus dos hijos, John y May. Mientras éste espera su ejecución, Powell le oye hablando en sueños de su riqueza y, tras ser liberado, encuentra a la familia de su excompañero y se casa con su viuda.
Comienza entonces el terror de los huérfanos, constantemente amenazados por un siniestro padrastro que justifica todas sus acciones por creer estar siguiendo las indicaciones de Dios. En su sangrienta cruzada contra la perversión humana, este “cabrón diabólico”, como lo llamó Laughton, seduce a aquellos de su entorno amparado en el papel de un predicador, ocultando una navaja tras una biblia y canturreando continuamente una tétrica melodía religiosa. Frente a esta representación del mal de atuendo clerical, el director logró que la actriz de cine mudo Lillian Gish (El nacimiento de una nación, 1915) encarnase al bien en el papel de una anciana viuda que acoge y protege a los pequeños. También ella entonará la misma canción con la que amenaza Powell, “leaning on the everlasting arms”, protagonizando junto al perverso reverendo una lucha entre el amor y el odio, ambas auspiciadas por distintas interpretaciones de la fe a un mismo dios.
Cabe destacar especialmente la expresiva ambientación que Laughton proveyó a la historia, una pesadilla en la que las luces y las sombras, igual que el bien y la maldad, están en batallando constante (precisamente, el director de fotografía fue Stanley Cortez, que había trabajado en El cuarto mandamiento junto a Orson Welles). Sin embargo, su acogida en taquilla no fue nada positiva y tampoco cosechó buenas críticas tras su estreno en 1955. Por este motivo, Laughton renunció definitivamente a la dirección y se volcó de nuevo en el teatro y la interpretación. Solamente con el paso del tiempo, La noche del cazador se reconoció como una fábula que no debe dejar de verse para recordar lo que se dirime en las manos tatuadas del sádico Harry Powell:
“Estos dedos, queridos hermanos, están siempre luchando los unos con los otros. El odio de la mano izquierda lucha, y parece que el amor va a perder pero todo cambia, el amor gana. Ha ganado la mano del amor y el odio de la mano izquierda ha quedado fuera de combate.”
Mar 28, 2023 0
Mar 22, 2023 0
Feb 17, 2023 0
Feb 17, 2023 0
Abr 03, 2020 0
Dic 02, 2012 0
Sep 27, 2022 0
Por Redacción Un festival lleno de acordes y desacuerdos ...Ago 23, 2022 0
Tras el sorteo realizado este 24 de agosto de 2022, los...Jun 10, 2022 0
Por Daniel Arrébola Segundas partes nunca fueron...Feb 20, 2022 0
Dani Arrébola, creador y director de Apetece Cine charla...Dic 27, 2021 0
¡Menudo bombazo el que os traemos Apetefollowers! Con...