Oct 05, 2014 Dani Arrébola Sitges 2014 0
Por Dani Arrébola
Dale al REC y se acabó
La expectativa se intuía desde hace un tiempo. Concretamente, desde que Ángel Sala, cinéfago y carismático director del Festival de Sitges, anunciara por primavera que la cuarta y última entrega de REC tendría su pre-estreno en el festival de este año. Y la expectativa, claro está, emerge. Alrededor del Hotel Melià, en la jornada inaugural del festival más prestigioso del país en su género, son charlas, algún grito, sonrisas o miradas reservadas, las que se suman a las largas colas que, con afán y deseo, esperan ser los primeros testigos del desenlace de una saga ya mítica.
Aquel experimento que se inventaron Jaume Balagueró y Paco Plaza en un ya lejano 2007, se ha convertido en toda una tesis doctoral con mucha mecha exitosa difícil de apagar y con siete años y cuatro títulos de vida. Y al extremo de la mecha hemos llegado donde, así de entrada, nos gustaría pasárnosla sin miedo a que nos explote en la mano. Esto último parece que ya es imposible: «la saga de REC ya se ha acabado, no habrá una quinta», decía el propio Balagueró en la rueda de prensa, ni una sexta, entendemos, que tampoco. Por lo menos, en este apéndice de la saga, recuperamos a Manuela Velasco, que ya es mucho, por no decir todo. «¡Han pasado ocho años en la vida real Jaume! Y en la película tan sólo unas horas… la gente no es tonta, es lo primero que pensé», decía en la misma rueda de prensa una radiante y sonriente Manuela. Pues que nuestra Ángela Vidal se despreocupe de inmediato: a sus 37 años está igual de lozana, hermosa e imponente que en 2006, cuando tenía 31, aparentaba como ahora «veintepocos» y empezó a rodar este viaje. ¡Y que le dure ese elixir de la juventud! Saludo que nos dedica Manuela Velasco en el Festival.
La película en sí, trata de reinventarse manteniendo sus tótems tan fetiches y, por ello, perviven: la camiseta blanca a lo Bruce Willis del personaje de Ángela Vidal, espacios claustrofóbicos donde un barco en alta mar sustituye al oscuro edificio de Rambla Catalunya, infectados por doquier (en este caso por proa y popa), y sangre, mucha sangre. Lo que sí pasa a mejor vida es el famoso estilo «found-footage», para los que no dominan el lenguaje modernito, es esa filmación cámara al hombro que se supone (y REC lo conseguía) imprime más credibilidad y angustia a la cosa: «El found-footage en 2007 era la moda. Ahora ya está muy visto y por eso lo evitamos esta vez», sentencia Balagueró. Para algunos, este adiós de la cámara al hombro le quita esencia a la saga, para otros es todo un acierto que la película pide -nunca mejor dicho- a gritos, y a mí, me da igual porque me entretiene más o menos lo mismo que la primera y me ha parecido mejor que las dos que van en medio. Eso sí, reconozco que algo de pureza… pues sí, pierde este cierre de REC.
(En breve, enlaces con mi CRÍTICA de REC4 y con la ENTREVISTA que nos concedió Jaume Balagueró.)
Y además de estar in situ con los compañeros de prensa en el jolgorio de la Exposición que organizaba Bacardi sobre la saga REC -y además de ir rulando canapés, limonadas y Coca-Colas sin Bacardi (o eso creo)- me dio tiempo a ver Musarañas, otra de las grandes atracciones de este primer fin de semana. Wikipedia se refiere a estos animalitos como aquellos que «emergen de la tierra ocasionalmente y no tienen utilidad conocida para el ser humano». Lo cierto es que ni Nadia de Santiago ni desde luego Macarena Gómez se esconden bajo los píxeles de la pantalla en esta cinta de título tan sugerente que produce un tipo llamado Álex De la Iglesia, junto a Carolina Bang. Tanto Macarena, encarnada en la perturbada y agorafóbica Montse, como Nadia, en su papel de hermana pequeña, ofrecen interpetaciones más complejas y deliciosas que las de sus compañeros varones, un lisiado (y no desvelo más) Hugo Silva y un fantasmal Luis Tosar.
La peli ha funcionado en Sitges porque promete lo que pueden ofrecer las manos de una buena producción «De la Iglesia», esto es, locura y sangre derramada diligentemente y en su sitio. E igual de justo es decir que Musarañas posee una factura visual impecable que, sin tratar un tema radicalmente nuevo, demuestra que la producción técnica y artística de nuestro país ha recortado (y quién sabe si superado) en kilómetros, a los que construyen cine al otro lado del charco. En breve link con las ENTREVISTAS que nos concedieron Nadia de Santiago y Hugo Silva en los jardines del Hotel Melià de Sitges.
Si la sangre y los gritos se mantienen en su sitio en lo que queda de semana y de Festival, Sitges, con toda su programación caótica, habrá cumplido.
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