Oct 13, 2015 Dani Arrébola Sitges 2015 0
The Final Girls es el plato estrella del que todos quieren repetir
Eran las 8 en punto de la mañana de un lunes y no se veía ni una cara larga en Sitges. Hay que ver lo que logra el cine pues esta semana no descansa nadie. Las películas que cierran la jornada se proyectan de madrugada y a primera hora de la mañana los proyectores van calentando motores. Es normal entonces, los imprevistos que suceden en el Festival: que un actor haga aparición y dé una charla improvisada que pospone el inicio del pase o que la película se corte a la mitad y nos deje a oscuras acojonados ante la posible aparición de algún que otro zombie.
Ahí estábamos, dispuestos a aventurarnos en el primer pase prometedor del día, Maggie (2015). El Festival seguía siendo la carta de presentación para muchos de los directores que contaban con sus óperas primas en competición. Este era el turno de Henry Hobson, el prestigioso diseñador de títulos de crédito que ha trabajado para los Oscar. Aferrado a los zombies en esta historia, Hobson trabaja con un tema que no le es para nada desconocido pues su carrera está vinculada al tenebroso mundo de The Walking Dead. Así pues, igual que la serie de AMC acompaña al espectador en su camino hacia el conocimiento de que el título hace referencia a los vivos, ellos son los muertos vivientes y a los que el ser humano debe temer, en Maggie también nos centramos en un aspecto distinto y nada superficial. El director novel nos presenta a zombies con sentimientos y la ardua transición del ser humano tras ser infectado. Lo que más gustó a los presentes fue el irreconocible Arnold Schwarzenegger a punto de derramar lágrimas en la cinta.
Tras este chocante suceso salíamos desconcertados y con prisa para llegar al siguiente pase. No estábamos preparados para lo que íbamos a observar. The Final Girls (2015) se convirtió, sin duda, en la joya de la corona del Festival. Ovacionada de principio a fin por todos los asistentes, ni siquiera el fallo a mitad de película que nos dejó a oscuras ante una pantalla en negro pudo borrar nuestras sonrisas. La segunda película en el currículum del director Todd Strauss-Schulson es desmesuradamente divertida. En ella, la protagonista es hija de una movie star cuyo papel más trascendente fue un secundario de una cinta de terror barata de los 80, ahora convertida en película de culto por un grupo reducido de geeks. Tras un surrealista efecto mariposa durante la proyección del filme ochentero, la chica y sus amigos terminan dentro de la película debiendo hacer frente a diversos obstáculos en forma de metalenguaje para salvar a su madre del psicópata. El diálogo desternillante de la cinta de los 80, los personajes imbéciles como el que interpreta un genial Adam DeVine, el metalenguaje con el que juega la cinta y un final histriónico son las claves del éxito de esta extraña película.
A la salida de la proyección, el sol seguía cayendo y acariciaba nuestra piel transportándonos a la playa de Sitges, muy abarrotada por cierto en pleno mes de Octubre. Tiempo pues para reflexionar y cargar las pilas para la tercera jornada de este Festival.
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