Ene 23, 2015 @roger_rodgar Críticas 0
Por Roger Rodríguez
Giulio Ricciarelli nos trae en su ópera prima un largometraje desgarrador que rememora la voluntad del pueblo alemán por silencar los horrores del nazismo.
El film trata de narrarnos cómo podría haber sucedido la investigación anterior a los juicios de Frankfurt. Nos encontramos en 1958 en Alemania, acabada la guerra y el régimen nacionalsocialista derrotado por los Aliados, el país se sumerge en una aura de vergüenza y rechazo ante los hechos recientes. Tanto la población como la esfera política y burocrática tratan de pasar página, olvidar. Entre tanto Johann Radmann es un joven abogado de la fiscalía que se encarga de los juicios de tráfico. Todo cambia en el momento en que el periodista Thomas Gnielka entra en su vida y le relata alguna de las cosas ocurridas en Auschwitz, el joven Radmann decidirá investigar y conseguir esclarecer todos los horrores de aquellos campos que permanecían en el anonimato, desconocimiento y omisión del pueblo alemán.
A través de una historia conmovedora y desgarradora, Giulio Ricciarelli se adentra en la macabra historia de la II Guerra Mundial y trata de reflejar un punto de vista que pocas veces (o ninguna) habíamos visto anteriormente en la gran pantalla: la Alemania derrotada. Sin duda alguna ese es el punto más fuerte de toda la producción, la historia que trata de contar. La IIGM no es un tema que haya pasado desapercibido en el mundo del séptimo arte, y es que parece que casi todas las posibilidades que existían a estas alturas hayan sido ya explotadas, pero La conspiración del silencio va más allá. Trata con soberano respeto a aquellos supervivientes que pelearon por sacar adelante un país infectado por el virus del nazismo escondido tras trajes de funcionarios y altos cargos. Por ahí es por dónde decide atacar Ricciarelli y atraer la atención del espectador.
Pero más allá de ello, tan solo podemos destacar una buena interpretación del reparto y un gran trabajo a la hora de recrear toda la ambientación, tanto en vestuario como en escenario. Sin duda alguna el trabajo que merece un mayor reconocimiento es el de Alexander Fehling, que ya vimos en Maldito Bastardos, aquél que nos guía por la historia y que permanece presente en todo momento en la pantalla.
A pesar de todo esto que acabamos de encontrar, al desgranar los entresijos del guión nos topamos con algún que otro punto que chirría. Desde el primer momento sabemos que el film está «basado en hechos reales», eso le otorga al creador una cierta licencia para añadir aspectos que el considere necesarios para atraer al espectador, pero en este caso ocurre el efecto contrario. Ricciarelli decide sustituir al personaje real y verdadero conductor de los juicios de Frankfurt, Fritz Bauer, por un abogado inexistente pero más joven. En este momento nos surgen dos preguntas ¿la aparición de Radmann es más para poder inventarse una vida a nuestro personaje principal y no tener que ahondar en una real, o en su defecto es que el personaje de Bauer no tiene la suficiente fuerza como para llegar a conducir nuestra historia? En cualquiera de los casos, la introducción de Radmann resulta algo frustrante ya que a veces llega a entrar en una dinámica de conflictos sentimentales inecesarios de serie B que empobrecen el resultado.
Y aunque el resultado pueda quedar empobrecido, sin duda cumple con su cometido: retomar hechos importantes que han quedado un poco olvidados y tratar de reflejar el sentimiento de una sociedad en reconstrucción. Aunque el film llegue a alcanzar las dos horas de duración, no llega a hacerse excesivamente pesado y consigue hacerse con el espectador desde el arranque. No es un mal film para debutar en el mundo del largometraje, pero resulta imposible omitir algunos momentos algo mediocres y sobrantes que el director podría haberse ahorrado, como por ejemplo el conflicto amoroso de nuestro protagonista. De todos modos eso no quita que sea una propuesta interesante para descubrir y profundizar un poco más en las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. Una producción que bien merece una oportunidad.
Escribe sobre series y ocasionalmente sobre cine. Cree que aquellos que hablan de la tele como "la caja tonta" deberían ver 'Los Soprano' y 'Breaking Bad'. Desayuna huevos con bacon desde que vio la intro de 'Dexter'. Siempre viste camisa.
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