Jul 24, 2014 Dani Arrébola Críticas 0
Por Dani Arrébola
Un caramelo visual y los ojos más expresivos del año
La pequeña maravilla que llega a cartelera en el núcleo del verano se trata de la obra pionera, como largometraje de ficción, de dos realizadores que, a partir de este momento, cualquier buen amante del cine debería obligarse a seguir con lupa: José F.Ortuño y Laura Alvea. The Extraordinary Tale es un producto humilde, distribuido y producido con el único dinero de los bolsillos de la pareja de directores y -esto ya empieza lamentablemente a ser habitual en los últimos tiempos- sacado adelante sin un solo euro de subvenciones. Y desde luego el sacrificio ha valido la pena: nos encontramos ante una de las mejores óperas primas que nuestro país jamás haya producido. Con gran éxito y dejando buen sabor de boca en el pasado Festival de Málaga y en su previa proyección internacional en Londres, este «cuento universal», como lo define el propio José F.Ortuño, afronta ahora con expectativa el reto del siempre imprevisible examen del público español, haciéndose hueco en una cartelera de una estación calurosa hastiada de blockbusters americanos y demás corpachones de cintas ruidosas.
Sin nombres. Sin ubicaciones. La trama no te precisa en ningún momento ninguno de esos datos que suelen ser vitales en el 95% de historias. El sencillo argumento prefiere centrar todos sus manguerazos llenos de chorros de entusiasmo en plasmar el día a día de dos personas especiales (extremadamente especiales), que en un hogar compartido irán resolviendo sus tiempos vitales como buenamente y extrañamente han aprendido en sus existencias.
Y todo el conjunto al que atendemos de un tirón sin perder ni un gramo de interés bien podría ser nuestra Delicatessen española. Si a uno le cuentan que esta película la ha filmado Wes Anderson o Jean Pierre Jeunet, se lo cree. Sus colores apastelados certifican el ADN de identidad feroz en el filme y este jamás se pierde en sus ochenta minutos de metraje en los que por momentos el espectador deseará hasta lamer la pantalla. Y paseándose por todo ese lienzo viviente en pantalla se encuentran dos actores sensacionales: Ken Appledorn pero sobre todo una Aïda Ballmann que transmite todo el chute de energía para el espectador a través de sus ojos, que son de los más expresivos que el que escribe recuerda en años. Su trabajo gestual -sobre todo facial- parece beber directamente de las fuentes del cine mudo donde por su magnetismo en el rostro rubio y terso recuerda a aquellas Paulette Goddard o aquellas Marion Davies, actrices que hablaban con las pupilas.
The extraordinary Tale es una de las gratas sorpresas del verano, un auténtico orgullo para nuestro país y una demostración de fe y fuerza en sus formas primarias pero también como patrón más profundo para dar fe que la cultura autóctona no tiene por qué ser paleta, sino que también es capaz de plasmar nuevas formas plástico-narrativas. Todo en esa casa de gominola visual pasa volando y, si el espectador acepta el juego, acumulará un rato entretenido y saldrá con la sensación de haber crecido intelectualmente en lo que a lenguaje visual se refiere.
La recomendación de este largometraje es un favor para todos aquellos amantes del buen cine que busquen nuevas voces pero sobre todo para aquellos que busquen nuevos átomos de oxígeno en un escaparate de verano encallado en el ruido comercial de secuelas ensordecedoras.
Puntuación Ránking Apetece Cine: 7,1
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