Oct 23, 2015 Dani Arrébola Críticas, Uncategorized 0
Por Eva García Oliván
Esto no es una comedia romántica
Cada dos por tres Estados Unidos pretende colársela a los espectadores con alguna película que quiere formar parte de la interminable lista de comedias románticas. Hollywood produce estos films como churros y espera que el público no se harte y siga engordando pero, el ser humano tiene un límite. Esta vez, Tom Vaughan es el culpable de nuestra sobredosis. El director de películas como Algo pasa en Las Vegas (2008) y Medidas Extraordinarias (2010) tira otra vez de estrellas para que al menos los más incondicionales vayan a las salas a ver a sus actores favoritos en otra típica película americana. Sorprende pues que Vaughan intente hacernos creer que el dicho de tal palo tal astilla no siempre es real, en su nueva película – entiéndase el adjetivo nueva como actual, que no innovadora -.
Esta comedia romántica no genera sonrisas, ternura ni melancolía; genera una desesperación intensificada por el tic nervioso en los ojos de Pierce Brosnan que no deja de atormentar al espectador. No sé si es algo relacionado con la edad o si tiene que ver con los innumerables primerísimos primeros planos que protagoniza el británico y en los que cualquier imperfección salta a la luz. Lo que sí es imperfecto es el personaje que interpreta. Todo un gentleman profesor de poesía en Cambridge que decide sentar la cabeza al enterarse de que una de sus alumnas – una bellísima Jessica Alba – espera un hijo suyo. No sabemos en qué estaría pensando Vaughan al creer que un tipo asalta cunas podía formar parte del prestigioso club de caballeros ingleses, los gentlemen, pero así lo dispone. Es más, en aras de ser el padre perfecto, Pierce se muda a Los Ángeles a pesar de haber quedado prendado de la hermana – una desubicada Salma Hayek -.
La pareja de protagonistas parece desganada en pantalla y no saca partido a sus capacidades interpretativas. Parece mentira que estemos hablando de ellos, el 007 irlandés que nos sedujo y la mexicana que nos ruborizó en Tale of tales (2015). Sin embargo, tampoco podemos pedirle peras al olmo. El guion es el que es y fruto de él nacen los momentos más impactantes de la película protagonizados por la mexicana, ambos de contenido sexual: un desnudo y una interpretación de los gemidos masculinos que produce vergüenza ajena. Los amantes del cine aplaudirán otro aspecto y es la aparición de Alex DeLarge, el mítico protagonista de La naranja mecánica (1971).
En un momento como el actual en que la cartelera está llena de películas muy bien valoradas, parece imposible pronosticarle el éxito a esta comedia pero, quién sabe, quizá sirva para valorar en qué punto se encuentran Pierce Brosnan y Salma Hayek.
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